Él se levanta por la mañana y cuando se observa en el espejo del baño, se nota diferente.
—¿Quién está hablando?
Procede a examinarse a sí mismo pensando que quizás fuese la edad. Los cuarenta años no han venido solos y siente que su vida no es del todo interesante.
—Estoy feliz de mi vida ¿Quien habla?
Piensa que lo más emocionante que había vivido era cuando tenía que pagar las deudas. Porque por un instante de tiempo perdía completamente la noción de cuánto le cobrarían.
—¿Deudas? ¿A quién le gusta pagarlas?
¡Él ama pagar deudas! Esa hermosa sensación de haber dedicado una mañana entera en el simple hecho de pagar es algo que le fascina. No puede vivir sin entregar todo el dinero que ganó con esfuerzo.
Luego sale corriendo a tomarse el colectivo o llegará tarde al trabajo.
—Pero hoy es domingo y no trabajo.
Y cuando está arriba, se da cuenta que es domingo y no trabaja. ¡Pero que estúpido! No obstante, lo insólito está por llegar: porque cuando mira hacia adelante, comprende que no hay nadie manejando el vehículo. Por un instante le invade una sensación de adrenalina. ¡Incluso más alta que pagar el tributo municipal!
—¿Nadie maneja? ¡Pará un poco!
Y cada vez acelera más y más. La adrenalina corre por sus venas al ver como pasa semáforos en rojo a gran velocidad. ¡Casi atropella a un peatón! Sin embargo nada le detiene. La excitación de algo nuevo le llena el alma. Los policías piensan lo mismo y comienzan a darle caza.
—¡Me vas a matar! ¡Frená esto!
Entonces se da cuenta que tiene miedo. Porque por primera vez en su vida mundana, comienza a vislumbrar que esto podría ser su muerte. ¡Era más saludable pagar!
—¡No quiero morir!
¡Grita por su vida! Pero con tanta velocidad sabe que la única salida es una inminente colisión.
—¡No!
El colectivo da de lleno contra una pared y queda destruido. No obstante, la muerte nunca llega porque su vida es demasiado aburrida y la parca ya se ha olvidado de él. De modo que está vivo, aunque sus pantalones sucios.
Y luego pierde la poca consciencia que le queda.
Cuando un policía se aproxima al accidente y se observa en el espejo del vehículo, se nota diferente.
—¿Qué es esa voz?